domingo, 25 de abril de 2010

EL HIPOGEO 4 DE TRAYAMAR




El hipogeo nº 4 de Trayamar, quedaba en una pequeña colina situada muy cerca de la conocida cuesta de las Palmas.
Esta cámara funeraria quedó al descubierto tras unas obras de abancalamiento, allá por el mes de noviembre de 1967, y fue excavada y estudiada por un periodo de 12 días. Lamentablemente, los trabajos de desmonte continuaron y la tumba se destruyó en febrero de 1968, perdiéndose para siempre la tumba de mayor dimensiones del complejo de Trayamar.
La cámara medía en su interior 3,90 m. de largo y 2,90 m. de ancho. El suelo estaba formado por losas de variados tamaños y formas (cuadradas y rectangulares) bien cortadas y encajadas sobre las que se alzaban las cuatro paredes del hipogeo, realizadas con sillares de caliza y cuya parte inferior se encontró en muy buen estado de conservación. Las tres hileras irregulares de sillares que configuraban los paramentos de la tumba, alcanzaban una altura de 1,30 m. Al igual que la tumba nº1 tratada ya en un post anterior, se pudo constatar también en la tumba nº4 la alternancia de los sillares a soga y tizón, si bien no con la regularidad observada en la primera. También cabe destacar que la longitud de los sillares colocados a soga era desigual. Especialmente característico es el uso de bloques ligeramente trapezoidales y delgados colocados a tizón.
Poseía también, una cuarta hilera de sillares donde se realizaron hornacinas para las vigas de madera de la techumbre. Sobre los muros oeste y este realizaron dos frontones de sillares irregulares y poco cuidados en su acabado para sostener el techo.
La entrada a la tumba se realizaba por su cara este, mediante una puerta de 1,67 m. de altura y 1 m. de anchura.
En la cuarta hilera de los muros norte, sur y oeste, se realizaron unos pequeños nichos. En el de la pared norte se encontró una plaquita de marfil con perforaciones que debió formar parte de una cajita del mismo material. El de la pared sur se encontraba vacío y en el del muro oeste habían dos jarritas de boca trilobulada y una con boca de seta; finalmente, una fíbula (imperdible) con doble resorte.
Los arqueólogos que estudiaron el hipogeo determinaron dos fases de enterramientos:
Una primera de incineraciones, de la que se pudieron extraer varias cuentas pertenecientes a un collar de oro, un anillo de bronce, un ánfora, varios oinochoes y una lucerna de dos picos.
Después de un largo periodo sin ser utilizada, se realizaron dos o tres inhumaciones con un rico ajuar asociado, en el que cabe destacar:
Un colgante de forma cónica, varias cuentas y un medallón ricamente labrado con un tema egiptizante. Un anillo de oro, dos ánforas, varios oinochoes y fragmentos de platos.
Actualmente las piezas del ajuar funerario se encuentran en el fondo del Museo Arqueológico de Málaga

lunes, 19 de abril de 2010

CASTILLO DE BENTOMIZ



Aunque el castillo de Bentomiz no está en nuestro término municipal, es digno de una entrada aquí, ya que domina gran parte de nuestro paisaje e históricamente, durante algunos siglos, la defensa y protección de nuestro pueblo estuvo vinculada a esta fabulosa fortaleza. En varios post intentaremos dar detalles y reseñas históricas de este baluarte que ha suscitado multitud de leyendas e historias y ha sido testigo del devenir de muchos pueblos de alrededor.

Situado en la cima de una gran montaña de accidentada orografía, a unos 709 metros sobre el nivel del mar , el castillo de Bentomiz , construido a principios del siglo XI, fue una fortaleza de las denominadas “husun”, es decir, fortificaciones situadas en lugares estratégicos de difícil acceso y que daban refugio a las poblaciones situadas en el marco de su jurisdicción.

En la actualidad, se encuentra en un estado ruinoso, pudiéndose ver restos de los lienzos de sus muros, varias torres y aljibes.

En los tiempos de su máximo esplendor, la fortaleza contó con un perímetro de unos 1000 metros y una superficie de unos 66.000 metros cuadrados.

La estructura defensiva de “Hins Munt Mas” (con este nombre aparece en los textos árabes) contaba con dos líneas. La primera de ellas era una muralla barbacana, de menos altura que la posterior, que servía para consolidar y guarnecer la muralla principal y las dos puertas de ingreso directo a la fortaleza (aún hay tramos, al sur y al oeste, donde se puede distinguir restos de estos lienzos). La segunda línea, la formaba la muralla principal, que al igual que la barbacana tenía un trazado poligonal irregular debido a la accidentalidad del terreno. Contaba con fuertes y altos muros almenados, reforzados con doce torres dispuestas irregularmente por todo el recinto.
Entre esta muralla y la anterior quedaba un pasillo de unos tres metros, (en algunas zonas tiene más) que permitía fácilmente, la comunicación y los desplazamientos.


Dentro del perímetro de la muralla principal, se distinguen dos grandes zonas:

Una menos extensa y ubicada en la parte más elevada del cerro, quedando delimitada por una muralla torreada y una puerta de ingreso, que funcionó como pequeña alcazaba y que albergó al alcaide de la fortaleza y a la guarnición de soldados. En la actualidad, de esa alcazaba, encontramos restos de lienzos de muralla, dos aljibes subterráneos con forma de cisterna cilíndrica, y que aún conservan el enfoscado de mortero y almagra, y cuatro torres, una de ellas achatada y con base de piedra, denominada popularmente “terradico de la reina”, y otra mucho más notable, semi-albarrana con forma de prisma octogonal, construida con tapial, y averdugados de ladrillo y mampuestos en su base.



La otra zona, mucho más extensa, es el albácar ( del árabe “redil”). Esta área estaba destinada a acoger a la población y al ganado de las alquerías de su jurisdicción cuando estaban en peligro. Actualmente se pueden divisar en esta zona, dos magníficos ejemplares de aljibes del siglo XI. Uno de grandes dimensiones, conserva los arranques de los arcos que conformaban una bóveda de crucería. El otro, más pequeño y construido posteriormente, conserva los arranques de la bóveda de medio punto que se desplomó en siglos posteriores. Ambos aljibes conservan el estucado de almagra que los hacían impermeables. También en la zona este del albácar, se ubican restos de la muralla almenada con su camino de ronda y una plazoleta empedrada junto a restos de viviendas. Al oeste y junto a la torre octogonal se puede divisar los restos de otra que fue cilíndrica y según fuentes escritas, sirvió de estancia.



Como se dijo al principio, esta fortaleza se construyó a principios del siglo XI, en un marco de encastillamientos generalizado en todo Al-Ándalus debido al desmembramiento del califato cordobés y al florecimiento de multitud de reinos independientes al que la historia le ha venido a llamar taifas.
La construcción del castillo, como la mayoría de las grandes obras, necesitó de una gran cantidad de recursos tanto económicos como humanos, así como el empleo de varios años para su terminación. Pero las debilitadas arcas de estos reinos condicionó las técnicas constructivas y el empleo de materiales. En este sentido, los arquitectos y alarifes de Bentomiz se las tuvieron que valer de ingenio para dar una apariencia de fortaleza a los muros del castillo con el menor coste posible. Para la construcción de la mayor parte de los lienzos, se emplearon materiales del propio terreno y utilizaron dos técnicas que en ocasiones llegan a mezclar: La técnica de mampostería ( realizar muros con piedras, ladrillos y argamasa) y la técnica del tapial, consistente en hacer encofrados con enormes tableros e introducir piedras, y mortero de cal y arena que apelmazaban hasta la compacidad. Finalmente, en la parte exterior del muro, le aplicaban un enfoscado de mortero rico en cal, dando así apariencia de solidez. En los muros más visibles, el albañil, con su paleta, realizaba incisiones para aparentar bloques de sillares tallados, dándole aspecto de mayor robustez al conjunto.


A pesar de la poca consistencia de estos materiales, supieron darle la solidez suficiente para que hoy día podamos ver con asombro la magnitud de su obra y como algunos de sus muros resisten a la gravedad.

martes, 13 de abril de 2010

LA COGUJADA.


La cogujada común (Galerida Cristata) es la única ave representante de los aláudidos que queda en nuestro municipio, después de que la terrera dejase de verse por estos campos en la década de los 80.

Con una longitud que nunca supera los 18 cm y una envergadura de unos 25 cm, posee un plumaje pardo grisáceo con marcadas ralladuras oscuras en el pecho. Su pico es delgado y ligeramente curvado. Pero lo característico de este pájaro es el penacho o cresta de plumas de su cabeza.

En el campo de Algarrobo se las puede ver todo el año, ya que no son migratorias y están perfectamente adaptadas a nuestro clima, en terrenos con poca vegetación, en bordes de caminos y sobre todo, posadas sobre los pizarrones; prefiriendo tierra firme que el vuelo.

Aunque son aves solitarias, se las puede ver en pareja, sobre todo en época de puesta. Emite una melodía muy característica y fácil de retener.

Se alimenta principalmente de semillas, aunque en su dieta también incluyen pequeños insectos.

Nidifica siempre en el suelo, preferiblemente bajo los balates y al cobijo de pequeños arbustos. Las puestas se realizan comúnmente a partir de la primera semana de abril y oscilan entre 3 y 5 huevos.

Aunque en los últimos años se las veía en menor número, en la actualidad se aprecia un ligero aumento de su población, aquí en nuestro municipio.

sábado, 10 de abril de 2010

LOS BIENES CULTURALES DE NUESTROS YACIMIENTOS EN EL MUSEO DE MÁLAGA.

De todos es sabido la importancia de los yacimientos que poseemos en nuestro municipio. Sin duda los más conocidos los ubicamos en Trayamar y morro de Mezquitilla. La importancia de estos yacimientos, no solo es evidenciar uno de los primeros asentamientos fenicios en el extremo occidental del mediterráneo, sino también mostrar un rico repertorio de objetos de la vida cotidiana y funerarios, que introdujo este pueblo, y que nos dan información sobre sus costumbres y forma de vida.
Por desgracia, durante años, algunas de estas verdaderas obras de arte, han permanecido guardadas en cajones esperando ser estudiadas, mientras que otras estuvieron expuestas en el antiguo Museo Arqueológico de Málaga situado en la Alcazaba, hasta que fueron también retiradas al público debido a las obras de restauración del monumento malagueño.
En la actualidad, muchas de estas piezas halladas en nuestros yacimientos forman parte del fondo del futuro Museo Arqueológico de Málaga.
Por suerte, existe una aplicación informática denominada DOMUS destinada al catálogo y gestión de los bienes culturales custodiados por los museos andaluces, que nos muestra los fondos del museo de Málaga, y por tanto, aquellos bienes materiales procedentes de Algarrobo y su municipio. Si tienes curiosidad por conocer algunos de estos objetos, o para profundizar en el estudio de ellos, o para realizar algún trabajo sobre nuestro patrimonio... Pincha en el enlace a Domus y en la barra lateral izquierda, pulsa acceso a fondos, y en la busqueda avanzada, escribe en Procedencia/ hallazgos : Morro de Mezquitilla o Trayamar.

martes, 6 de abril de 2010

EL HIPOGEO Nº1 DE TRAYAMAR.


En la entrada anterior, hacíamos una introducción explicando un poco de la historia del descubrimiento de una de las necrópolis fenicias más importantes del Mediterráneo occidental, y lo que supuso para la comunidad investigadora. En las siguientes entradas, iremos tratando individualmente cada una de las tumbas, con el afán de divulgarlas aportando algún dato nuevo, pero sin hacer un estudio exahustivo, ya que para ello, existen brillantes trabajos monográficos cuya bibliografía la expondremos en otra entrada, por si alguien quiere profundizar.

Como ya se dijo en el post anterior, la denóminada, por el Instituto Arqueológico Alemán de Madrid (IAAM), tumba nº1, apareció fortuitamente tras las obras de construcción de una alberca en la finca de Trayamar allá por el año 1930.

Las campañas de excavación y acondicionamiento se produjeron en 1967 y 1969.

El hipogeo se ha conservado muy bien, excepto el muro de su lado occidental que fue afectado por las obras.

Se construyó con grandes sillares de diferentes tamaños, colocados de forma alterna a soga (disposición del sillar siguiendo la dirección del muro) y a tizón (colocación del sillar de forma perpendicular a la dirección del paramento). La cámara funeraria posee unas dimensiones interiores de 2 X 1,90 m., y una altura de 1,50 m. conformada por tres hileras de grandes bloques de piedra y una cuarta de sillares planos.

La entrada se sitúa en el lado oriental, a la que se accedía por medio de un corredor en rampa esculpido en la roca de 6,24 m. de longitud. Dicha puerta está coronada por un dintel formado por dos sillares unidos por una junta oblicua. En la jamba (lateral de la entrada) izquierda, posee una pequeña hornacina cuadrada esculpida en el bloque. Sobre el dintel, hay dispuesto un frontón de 1,90 m. de sillares irregulares con la finalidad de sostener la techumbre inexistente.
Aunque los primeros fenicios en establecerse en nuestra costa datan de finales del siglo VIII a.c., el uso de los hipogeos de Algarrobo se fechan a mediados del siglo VII a.c., en el que según los expertos, fueron reutilizados varias veces, constatandose una primera fase de incineraciones y otra posterior de inhumaciones. Esta camara dejó de utilizarse a finales de ese mismo siglo.

De las excavaciones del año 1967, se pudieron recuperar intactas de la primera fase: dos ánforas de engobe rojo, una jarra de boca trilobulada y una lucerna de dos picos. Y otras dos ánforas y varias jarras de boca trilobulada de la segunda.

Según los objetos hallados en el interior, y los materiales empleados en la tumba, se llegó a la conclusión que se trataba de un panteón familiar perteneciente a miembros de la clase dirigente fenicia (Sacerdotes o altos cargos relacionados con la metrópolis de Tiro) instalados en Morro de Mezquitilla.

Como dato curioso, hay que decir que debido al conocimiento de los patrones de asentamiento fenicios, el hallazgo de este hipogeo, permitió al IAAM localizar el poblado al que pertenecía esta necrópolis: El Morro de Mezquitilla.

sábado, 3 de abril de 2010

NECRÓPOLIS DE TRAYAMAR.





Corría el año 1930, cuando un grupo de trabajadores realizaban una fosa para la construcción de una alberca en la finca del “Ceregumil”. De repente en el lado occidental de la obra, se produjo un derrumbe apareciendo una oquedad entre unos enormes bloques de piedra. Del interior, el dueño de los terrenos pudo recuperar una serie de objetos que a su parecer resultaban muy antiguos y extraordinarios.

Treinta y cuatro años más tarde, con motivo de las campañas de excavación de los Toscanos por parte de Instituto Arqueológico Alemán de Madrid, aquellos objetos fueron vistos por los directores de las prospecciones, que corroboraron la importancia del hallazgo.

Entre 1967 y 1969 los arqueólogos de este mismo Instituto constataron la existencia de cinco magnificas sepulturas de las que solamente dos pudieron ser estudiadas exhaustivamente. Surgía así los restos más antiguos de civilización en el término de Algarrobo, denominándose al complejo recién aparecido como Necrópolis de Trayamar.

Este complejo de tumbas compuestas por cinco hipogeos de mediados del siglo VII a.c. se localizaba en el área comprendida por la finca de Trayamar y un cerro que queda a la izquierda de la carretera conforme subimos hacia Algarrobo. Con las excavaciones de 2006, el área de la necrópolis se hizo más extensa al aparecer restos de sepulturas púnicas en forma de cista e indicios de enterramientos de tipo pozo un poco más al sur, en la finca de la Pancha.

En la actualidad, de esta importante necrópolis sólo quedan la denominada tumba nº1 que fue la descubierta en 1930 y la cista de la Pancha excavada en 2006, las restantes, lamentablemente, fueron destruidas

Con la aparición de este importante yacimiento se pudo estudiar más a fondo cómo era la estructura social de los colonizadores procedentes del oriente mediterráneo, así como, parte de las tradiciones y técnicas constructivas funerarias utilizadas por los fenicios, y afianzar el modelo de asentamiento de este pueblo navegante, por todo el litoral andaluz.

Finalmente, la necrópolis de Trayamar forma parte del Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz (CGPHA) desde el 11 de mayo de 2010, como Bien de Interés Cultural (BIC) y con la tipología de Zona Arqueológica ( Decreto 291/2010) gozando así de máxima protección.

jueves, 1 de abril de 2010

ORQUÍDEAS DE NUESTRO MUNICIPIO.

Si observamos el paisaje de nuestro municipio, nos damos cuenta que todo su territorio está fuertemente humanizado: Núcleos de población, polígono industrial, Cortijos, carriles, tendidos eléctricos, carretera... y sobre todo explotaciones agrícolas. Este factor humano no viene de ahora, ya que las necesidades económicas de los pueblos que nos precedieron hicieron que poco a poco el monte mediterráneo se fuese convirtiendo en parcelas de cultivo, desapareciendo así las extensiones de encinar, algarrobos y toda la vegetación asociada al bosque mediterráneo fueron transformándose en viñedos, olivares y huertos principalmente.

Actualmente, la vegetación de sustitución de ese bosque queda limitada a caminos y veredas así como antiguos campos de cultivo que fueron abandonados en décadas pasadas. La entrada de hoy y otras sucesivas, irán dedicadas a difundir especies vegetales silvestres que por su belleza o peculiaridad son dignas de pertenecer a nuestro patrimonio natural.
Con la llegada del mes de marzo y en zonas exclusivas de algunos montes del norte de Algarrobo surgen tímidamente ejemplares de una de las dos variedades de orquídeas silvestres que podemos contemplar en el municipio.


La Ophrys tenthredinifera es una planta que crece en zonas de matorral y preferiblemente soleadas. De unos 30 cm de altura, tallo recto de 3 a 8 hojas basales oblongas y espigas de tres a ocho hermosísimas flores que poseen un labelo de marrón oscuro, con lóbulo central aterciopelado. Posee tres sépalos cóncavos de color rosado con los nervios verdes. La peculiaridad de esta orquídea es que es polinizada por seudocopulación en que los machos son seducidos por la apariencia de la flor que imita a la hembra de una especie de avispa o abeja.
Para saber más sobre esta orquídea pincha aquí.

A mediados de marzo, florece también en estos mismos parajes otra especie de orquídea que espolvorea de un bello color púrpura los eriazos de Algarrobo. Es la orchis papilionácea u orquídea mariposa. Si quieres saber más sobre esta planta pincha aquí.


Si te gusta andar por el campo y te llama la atención estas bellas plantas, ahora tienes la oportunidad de disfrutarlas, es su temporada y recuerda que si las respetas, otros podrán disfrutarlas al igual que tú.