Con
una cronología relativa de 633 A.C. a 601 A.C. el medallón fenicio de Trayamar (Algarrobo)
corresponde a un amuleto que se colocaba en las tumbas para proteger al difunto
en el más allá, seguramente también fue usado como ornamentación de las
vestimentas de las élites fenicias de la época. El tema de la representación
iconográfica que aparece en el medallón tiene una clara raíz oriental,
conformado por un pasaje mitológico muy recurrido en la antigüedad. Encontramos
paralelos iconográficos egiptizantes muy similares en otros medallones
encontrados en Cartago, Extremadura (Tesoro de la Aliseda), Malta, Cerdeña,
Cádiz o Ibiza; sin embargo, seguramente sea el de Trayamar el que tenga una
ejecución más depurada. El medallón formaba parte de los enseres que
acompañaban a un cadáver hallado en un enterramiento, concretamente en el
hipogeo IV de la necrópolis de Trayamar. Este medallón pertenecería al mismo
collar al que pertenecen sin duda unas cuentas lisas de oro y unos colgantes
cónicos que aparecieron “in situ” en el mismo contexto del enterramiento.
El
Colgante de oro en forma de un disco macizo posee una decoración en relieve con
técnica del granulado a base de pequeñas cuentas y parcialmente ejecutada con
técnica de filigrana a base de delgados alambres. También se utilizó un punzón
para perfilar los espacios donde se iban a realizar las escenas figurativas. El
disco circular tiene un borde elevado por donde pasaba el cordón del collar consistente
en un hilo fino de oro enrollado en una especie de anilla tubular, y de dos
círculos de bolitas de oro. El dorso aparece liso. En cuanto al motivo
decorativo, en la parte inferior aparece un cuerpo elevado, una especie de
montaña o betilo, compuesto por gránulos en triangulo, y en cuya cumbre aparece
una serpiente sagrada Uraeus. En las cabezas de la serpiente se posan sendos
halcones de Horus. Los halcones, que miran al centro, flanquean un disco solar
y una media luna portada por un ave con las alas extendidas. Sobre la parte
superior del disco solar alado, culminando el conjunto, surge una serpiente
realizada mediante un alambre de oro.
Este medallón de oro es ejemplo de la estrecha relación entre tecnología
del oro e iconografía fenicias en la Península Ibérica. En repujado, sobre un
molde cóncavo aplicado en frío, y con granulado fino y regular se crean
siluetas y contornos de las figuras. La iconografía, oriental, bebe en la
fuente egipcia, de la que recoge símbolos o elementos aislados, pero se
transforma en una ordenación fenicia consagrada a la diosa Astarté.
Esta joya del mundo fenicio la podemos contemplar en el museo de Málaga.