martes, 6 de abril de 2010

EL HIPOGEO Nº1 DE TRAYAMAR.


En la entrada anterior, hacíamos una introducción explicando un poco de la historia del descubrimiento de una de las necrópolis fenicias más importantes del Mediterráneo occidental, y lo que supuso para la comunidad investigadora. En las siguientes entradas, iremos tratando individualmente cada una de las tumbas, con el afán de divulgarlas aportando algún dato nuevo, pero sin hacer un estudio exahustivo, ya que para ello, existen brillantes trabajos monográficos cuya bibliografía la expondremos en otra entrada, por si alguien quiere profundizar.

Como ya se dijo en el post anterior, la denóminada, por el Instituto Arqueológico Alemán de Madrid (IAAM), tumba nº1, apareció fortuitamente tras las obras de construcción de una alberca en la finca de Trayamar allá por el año 1930.

Las campañas de excavación y acondicionamiento se produjeron en 1967 y 1969.

El hipogeo se ha conservado muy bien, excepto el muro de su lado occidental que fue afectado por las obras.

Se construyó con grandes sillares de diferentes tamaños, colocados de forma alterna a soga (disposición del sillar siguiendo la dirección del muro) y a tizón (colocación del sillar de forma perpendicular a la dirección del paramento). La cámara funeraria posee unas dimensiones interiores de 2 X 1,90 m., y una altura de 1,50 m. conformada por tres hileras de grandes bloques de piedra y una cuarta de sillares planos.

La entrada se sitúa en el lado oriental, a la que se accedía por medio de un corredor en rampa esculpido en la roca de 6,24 m. de longitud. Dicha puerta está coronada por un dintel formado por dos sillares unidos por una junta oblicua. En la jamba (lateral de la entrada) izquierda, posee una pequeña hornacina cuadrada esculpida en el bloque. Sobre el dintel, hay dispuesto un frontón de 1,90 m. de sillares irregulares con la finalidad de sostener la techumbre inexistente.
Aunque los primeros fenicios en establecerse en nuestra costa datan de finales del siglo VIII a.c., el uso de los hipogeos de Algarrobo se fechan a mediados del siglo VII a.c., en el que según los expertos, fueron reutilizados varias veces, constatandose una primera fase de incineraciones y otra posterior de inhumaciones. Esta camara dejó de utilizarse a finales de ese mismo siglo.

De las excavaciones del año 1967, se pudieron recuperar intactas de la primera fase: dos ánforas de engobe rojo, una jarra de boca trilobulada y una lucerna de dos picos. Y otras dos ánforas y varias jarras de boca trilobulada de la segunda.

Según los objetos hallados en el interior, y los materiales empleados en la tumba, se llegó a la conclusión que se trataba de un panteón familiar perteneciente a miembros de la clase dirigente fenicia (Sacerdotes o altos cargos relacionados con la metrópolis de Tiro) instalados en Morro de Mezquitilla.

Como dato curioso, hay que decir que debido al conocimiento de los patrones de asentamiento fenicios, el hallazgo de este hipogeo, permitió al IAAM localizar el poblado al que pertenecía esta necrópolis: El Morro de Mezquitilla.

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